¿Cómo comenzó esta aventura de escribir libros para niños?

Comenzamos esta aventura hace más de dos años, queriendo hacer un libro para mi hija.  Ella estaba fascinada con los perros, por lo que fui a la librería a buscar un libro sobre estos animales.  Pero los pocos libros que hallé presentaban situaciones fragmentadas, descontextualizadas, las ilustraciones no eran muy reales, los colores eran muy fuertes, o tenían un diseño muy recargado.  Así que finalmente recurrí a mi hermana, que se dedica a la fotografía, para pedirle que tome fotos de perros que me ayuden a hacer el libro que quería, bajo mi mirada de mamá y docente.

Y en ese proceso nos dimos cuenta que teníamos un material novedoso, porque las fotos mostraban a los perros en situaciones que se vinculaban con experiencias importantes para mi hija, como dormir, comer, bañarse, jugar, y el contar una historia con ellas me ofrecía el contexto ideal para introducir aprendizajes de manera natural, sin que los niños perciban que se les está enseñando algo, y digan “¡ahh qué aburrido es un libro educativo!”

Con este primer libro de perros pudimos introducir, por ejemplo, aprendizajes sobre cuantificadores (muchos, pocos, uno, ninguno), pero nos dimos cuenta que se abrían un sinnúmero de posibilidades distintas si desarrollábamos más historias, con fotos similares de otros animales, plantas e inclusive personas.  Ese fue el inicio de Nara.