Emmi Pikler y su impronta
- publicado por Vanetty Molinero
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¿Qué implica estar frente a un bebé pequeño en tanto adulto? ¿Qué quisiera improntar en esta experiencia adulto – bebé?
En estos 24 años de recorrido pikleriano, he podido ser testigo de todo el bagaje de posibilidades de este enfoque que se basa en el respeto profundo al ser humano, en considerarlo competente desde que nace y de la importancia de construir una personalidad segura y autónoma y cómo se puede enriquecer de manera extraordinaria nuestra forma de existir y las relaciones que nos determinan.
Pikler y su equipo estructuraron una manera de tratar a bebés, niños y niñas de post guerra, muchos huérfanos, otros enfermos, desnutridos de manera que luego de pasar por manos cálidas, calmas y respetuosas, luego de que se les brindaran cuidados de alta calidad y se les permitiera de acuerdo a su ritmo de desarrollo, moverse libremente en espacios seguros, estos bebés lograran estructurar una personalidad segura, creativa, empática, que les permitió posteriormente ser ciudadanos que contribuyeron a forjar una sociedad con mayor respeto, como lo evidenciaron investigaciones de los niños y niñas que vivieron en este lugar (Falk & Pikler, 1972).
Si bien conocí a Pikler en la Argentina cuando vivía en Chile, fue al retornar a mi país cuando pude comprobar con asombro lo fértil y fecundas de estas ideas, las que se han ido profundizando y embelleciendo en esta relación de tanto tiempo con el equipo del instituto.
Los principios piklerianos no solo me ayudaron en la crianza de mis hijos e hija, permitieron también sensibilizar a muchas cuidadoras de lugares vulnerables del país a docentes de educación inicial, a psicólogos, enfermeras, pediatras, a padres y madres a los que acompañamos, pudieron servir para estructurar el currículo de Educación Inicial. Pudieron también hacer un aporte a los pueblos originarios de la selva y la sierra peruana en lo cotidiano, no para cambiar la cultura, si no para que esos padres y madres de las comunidades ancestrales hicieran lo que habitualmente hacen con sus niños y niñas, estando atentos a comunicar lo que les hacían, a anticiparles lo que iba a suceder, a que sus manos fueran más calmas en los cuidados o en que valoren la riqueza y las posibilidades del juego infantil.
De la mano de este enfoque, un adulto que acompaña a un bebé en ese encuentro de a dos, que puede intimidar y al mismo tiempo nos maravilla, asimétrico y también recíproco en el dar y el recibir en la crianza de cada día, se enriquece profundamente con esta mirada que nos construye e instituye como cuidadores.
Escrito por Rosario Rivero
Presidenta de la Asociación Pikler Perú.
Fotografía:
Marian Reismann
Trabajos citados
Falk, J., & Pikler, E. (1972). Data on the social adjustment of children reared at our institute. Magyar Pszichológiai Szemle 29, 488-500.
Licenciada en Educación Inicial y Magister en Psicología Social.
Su amplia experiencia en el campo de la Educación de la primera infancia la llevó a convertirse en Directora de Educación Inicial del Ministerio de Educación y promotora de la campaña “Permiso para ser niño” que con el lema “para ser grande, déjalo ser niño” buscó sensibilizar a las familias sobre la impostergable misión de respetar el derecho de los niños a vivir su infancia.
Hace unos años inicio el “doctorado de su vida” al convertirse en madre y comenzó una nueva aventura por el mundo de la escritura.
Actualmente comparte la dirección pedagógica de Nara y la asesoría en temas vinculados a la educación de la primera infancia.
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1 Comentario
Gracias por resaltar las memorias Piklerianas en atención a la niñez.