Educando desde casa: actividad ponemos la mesa
- publicado por Vanetty Molinero
- Categorías Educación Infantil, Matemáticas mágicas
La casa está llena de oportunidades de aprendizaje para los niños. Es maravilloso que, en este tiempo de educación inicial a distancia, se estén considerando actividades cotidianas como poner la mesa, ordenar y guardar la ropa para promover los aprendizajes matemáticos
Sin embargo, una dificultad que encuentro es que muchas veces cuando nos proponemos educar desde las experiencias cotidianas del hogar nuestro abordaje parte de una lógica escolarizada, como si la intervención seguiría siendo desde el aula. Y es que no es fácil romper con nuestras estructuras.
En este post te comparto algunas ideas que te permitan diferenciar un abordaje escolarizado, de un abordaje centrado en la forma de aprender del niño desde la experiencia cotidiana.
¿Cómo es el abordaje escolarizado de la actividad poner la mesa?
Desde una lógica escolarizada asumimos que el niño aprende a través de situaciones “planificadas” que tienen que desarrollarse siguiendo una secuencia en la que se parte de preguntas que plantean una situación a resolver. Por ejemplo: ¿Cómo sabremos cuántas personas comerán hoy? ¿Qué podemos hacer para saber?
A partir de esa pregunta se planifica siguiendo una secuencia con una estructura muy lógica, y a partir de una explicación le planteamos resolver la interrogante haciendo un registro para llevar la cuenta con palitos de cuántas personas comerán. Y así vamos desarrollando la actividad en nuestra planificación. Todo parece estar ordenado para que se logre el propósito de la actividad. No reparamos que nuestra propuesta responde a la racionalidad de un adulto, a la forma en que tendría que responder el niño, y no se ajusta a la forma de aprender de los niños.
Así desde esta lógica escolarizada aplicada a las situaciones cotidianas del hogar:
- Perdemos todo el valor que tiene esta actividad cotidiana para el aprendizaje del niño. Y toda nuestra apuesta de una matemática para la vida, con sentido, va perdiendo fuerza porque se reduce a una actividad de aprendizaje, que las familias, con suerte, la harán una vez para presentar “la evidencia” a la maestra, que a su vez tiene que presentarla a sus supervisores y así sucesivamente. Es decir, la actividad no logra instalarse como una práctica diaria en la que el niño use el saber matemático para resolver las diversas situaciones que se le presentarán de poner la mesa en función de quiénes van a comer, qué vamos a comer, etc.
- Pedimos a las familias que asuman un rol de maestros que no les corresponde. Intento ver la actividad colocándome en el lugar de los padres. Siendo mamá y maestra me es imposible seguir la secuencia planteada. Me pierdo entre las preguntas, en el orden propuesto. Si desarrollo la actividad con mi hija, tendría que terminar forzando una situación cotidiana, para dirigir su acción hacia la secuencia de la propuesta planteada.
Imagino a mamás, papás que con la mejor intención intentan desarrollar esta actividad con lógica escolarizada, dirigiendo la actividad de sus hijos para que hagan lo que ellos creen que tienen que hacer según lo que comprendieron en la actividad que les dimos. Es posible que les llamen la tención a sus hijos porque no es así, que los corrijan, les pregunten y al mismo tiempo les den las respuestas que ellos consideran correctas. Es decir, una rica experiencia de aprendizaje, se puede terminar convirtiendo en una experiencia instructiva que genera tensión y malestar tanto en su hijo como en ellos.
- Se diluyen los resultados de aprendizaje puesto que con una actividad no es posible desarrollar aprendizajes. El niño podrá llenar el registro con los palotes, con la guía de su mamá o papá, pero ese registro que nos presenta no es un indicador de que sabe registrar mediante palotes las cantidades. O se podrán tener fotos del proceso de cómo estaba la mesa y cómo quedó luego de colocar los utensilios, pero esa “evidencia” tampoco asegura que los aprendizajes que formaban parte de esta actividad se hayan logrado.
¿Cómo usamos la actividad de poner la mesa para que los niños desarrollen aprendizajes desde su forma de aprender?
En este proceso de hacer educación inicial a través de las situaciones cotidianas es importante considerar que:
- No necesitamos crear situaciones, motivaciones como solemos hacerlo en nuestras aulas. Las situaciones existen en el día a día de la dinámica familiar. Están ahí para aprovecharlas.
- Tampoco tenemos que seguir una secuencia muy estructurada porque cada familia tiene su propia forma de desarrollar esas actividades.
- Necesitamos recordar que el niño construye su aprendizaje y lo va construyendo desde la acción. Es decir, no aprende por instrucción.
- Los niños y niñas aprenden por observación e imitación. Es la acción del adulto lo que mueve la acción del niño.
- Los niños no son pasivos, se hacen preguntas constantemente, crean sus propias estrategias para resolver situaciones. Entonces, no tenemos que preocuparnos por qué preguntas les hacemos para mover su pensar. A partir de su actuar se movilizará el pensar. Y serán ellos los que nos harán las preguntas que les van surgiendo en el proceso de poner la mesa. Es decir, no necesitamos motivarlos con preguntas.
¿Cómo desarrollamos la actividad teniendo en cuenta estas consideraciones?
A partir de lo que ideas que he señalado en el punto anterior, comparto algunas orientaciones:
- Haciendo participar a los niños como ayudantes. No les damos la obligación de poner la mesa y los dejamos solos, sino les pedimos que nos ayuden, es decir, lo hacemos junto con ellos, activando el aprendizaje por observación e imitación. Con nuestros gestos, y acciones les enseñamos a manipular los utensilios, alimentos, de manera delicada, además de contar.
- Seguimos esa dinámica todos los días. ¿Contamos juntos cuántas personas van a comer? Podemos contar con los dedos de las manos. Luego vamos colocando los utensilios que utilizaremos haciendo el conteo. Si ese día se une a la mesa alguien más, el niño se dará cuenta que varió la cantidad y nos lo dirá.
- A medida que el niño participe en esta actividad de poner la mesa considerando el número de personas que van a comer, irá descubriendo sus propias formas de contar. Por ejemplo, hoy cuando poníamos la mesa mi hija me dijo, mamá ya puse tres individuales. Uno para el papá, otro para ti y otro para el centro. Le pregunte ¿Tú no vas a comer? Sí, también puse para mí. Me miró, porque seguro vio algún gesto mío, y me respondió, no lo estoy contando dentro de esos tres porque mi individual es de otro tipo. ¡Estaba haciendo un conteo por grupos!
Las situaciones van surgiendo, no se pueden planificar detalladamente, no podemos controlar el proceso de aprendizaje. Y en ese proceso cotidiano, aparentemente simple, los niños van construyendo el aprendizaje de los números y las matemáticas, pero no solo ese aprendizaje, sino también van desarrollando:
- Seguridad en sí mismos, al sentir que pueden hacer las cosas, que confiamos en ellos.
- Concentración y coordinación. Aprenden a llevar los utensilios con cuidado, ponerlos con delicadeza sin golpearlos, a llevar alimentos manteniendo el equilibrio para que no se caigan.
- Comunicación oral, porque nos van haciendo preguntas, nos comparten sus experiencias. Es un tiempo bonito para conversar mientras hacemos algo.
Más adelante cuando ya hemos puesto la mesa muchas veces podemos pasar si lo consideramos necesario a la parte gráfica y representar las cantidades en el papel, con palotes, u otros símbolos que el niño quiera usar para representar las cantidades.
Lo que propongo parece simple, pero es muy efectivo para lograr aprendizajes. Activamos el aprendizaje por imitación y repetición. Además, movemos el pensar de los niños
desde la acción.
¿Qué hacemos como maestras?
Nuestro esfuerzo tendríamos que colocarlo no en darle a los papás una actividad desarrollada, sino en acompañarlos para que poco a poco puedan ir haciendo participar a sus hijos de estas actividades cotidianas, siendo conscientes que ofrecen grandes experiencias de aprendizaje. Para ayudar a las familias a valorar las actividades cotidianas y confiar en la capacidad de los niños, podemos mostrarles videos de jardines que siguen la propuesta Montessori, o Waldorf y usan este tipo de actividades para desarrollar aprendizajes.
Tal vez, algunos papás tengan miedo que sus hijos rompan algo. O piensan que aún están muy pequeños para ayudar. O sienten que más que una ayuda los niños son “una carga” y no les dejan hacer las cosas. Entonces, nuestro trabajo se orientaría a mostrarles cómo ir haciendo participar a sus hijos en el desarrollo de esa actividad. Por ejemplo, podríamos sugerirles:
- Seguir siempre la misma secuencia de poner la mesa. Es decir, hacerlo de la misma manera para que el niño pueda anticipar y organizar su acción.
- Demostrar lo que queremos que haga el niño con el ejemplo. Por ejemplo, mira cogemos así los platos, los llevamos así con cuidado, y con suavidad como dando un besito al individual lo colocamos aquí.
- Dar tiempo al niño para que nos ayude a su ritmo.
- Ir contando los utensilios mientras ponemos la mesa.
A medida que los niños van poniendo la mesa irán participando cada vez con mayor destreza y autonomía, e irán encontrando sus propias estrategias de conteo. Además, sabrán distinguir lo que se coloca en cada momento de alimentación. Y los aprendizajes se irán dando de manera natural porque los niños van teniendo múltiples oportunidades para construir su aprendizaje.
Etiqueta:aprendo en casa
Licenciada en Educación Inicial y Magister en Psicología Social.
Su amplia experiencia en el campo de la Educación de la primera infancia la llevó a convertirse en Directora de Educación Inicial del Ministerio de Educación y promotora de la campaña “Permiso para ser niño” que con el lema “para ser grande, déjalo ser niño” buscó sensibilizar a las familias sobre la impostergable misión de respetar el derecho de los niños a vivir su infancia.
Hace unos años inicio el “doctorado de su vida” al convertirse en madre y comenzó una nueva aventura por el mundo de la escritura.
Actualmente comparte la dirección pedagógica de Nara y la asesoría en temas vinculados a la educación de la primera infancia.
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2 Comentarios
Que lindo conocer mas acerca de la fundación Nara es maravilloso que la perseverancia este logrando sus frutos el equipo es grande y seguirá creciendo y formando profesoras Naras que empezaremos a educar con amor y en especial amar la lectura desde temprana edad
creo, que darles algunas actividades a los padres de familia es importante, pero tambien como docente hay que saber explicarles para que eduquen a sus hijos para la vida y darles tiempos a sus ritmos de aprendizajes.