La historia de Cuentos que cuentan
Era 25 de enero del 2019, me sentía tan radiante como ese día de verano. Salía de la oficina del Director General de una Editorial internacional en Perú. Me había reunido con él para presentarle el proyecto de las historias matemáticas y el primer libro de una colección de cuatro, enfocado en el desarrollo del pensamiento numérico. Buscábamos un socio para el proyecto. La propuesta le pareció interesante, y me dijo que podríamos hacer una alianza con Nara. Me pareció muy convencido. No lo podía creer.

Llamó a dos personas de su equipo. Para mi grata sorpresa una de ellas había visto los libros de Nara y le gustaban mucho. El otro se mostró un poco distante, pero finalmente lo vi observar con mucha admiración el libro “Caras Monas”. A ellos, les resultaba extraño hacer un libro para niños con cuatro historias integradas. Desde su mirada cada cuento debía ser un libro porque se necesitaba dar a los niños muchas imágenes para que así pudieran seguir el relato y comprenderlo mejor. Sin embargo, el director parecía estar convencido de mis argumentos. Me pidió dejar las historias para que su equipo lo revisara y pudiera luego reunirme con ellos. Nos despedimos quedando tener una siguiente reunión.
No todo es tan brillante como parece
Cuando llamé a Solinka, mi hermana y socia, para contarle lo bien que había salido la reunión, a ella le parecía demasiado bueno para creerlo, me dijo, “esperemos a ver que pasa”, yo ya estaba en las nubes.
Llegó febrero, no tenía noticias. De lo emocionada que estaba me fui desinflando. Finalmente, llegó marzo y me dije, Vanetty enfrenta esta situación, así que le escribí al director. Recibí rápidamente una respuesta. Esos correos que esperas pero que te mueres de miedo de abrir. Me decía, “Querida Vanetty, no creas que se me ha olvidado; hemos estado evaluando y todavía no tenemos una decisión. Pensamos que necesitaríamos adaptarlos mucho, para encajarlos dentro de alguno de los proyectos educativos”. También me contaba que estaba saliendo de viaje y a su regreso me confirmaría.
Nunca llegó el email de confirmación. No me atreví a enviarle otro email, porque no quería terminar de decepcionarme.
Creíamos en la propuesta. Seguía leyendo las historias a los niños sin imágenes porque solo tenía el texto, y ellos enganchaban con los cuentos.
Y en algunos momentos en que me sentía un poco desanimada, ocurría algo mágico, mi hija se me acercaba cuando estaba trabajando en la computadora y me decía mamá me lees “Choco chocolate, y luego la que sigue”….Cuando terminaba de leerle me decía “mamá cuando van a sacar ese libro”…ella no lo sabía, pero sus palabras me hacían recobrar la ilusión.
Sigue apostando por lo que crees
Un día le dije a mi hermana, nuestro planteamiento es innovador. Quienes hacen libros para niños miran el proyecto desde las ideas que tienen. Si finalmente encontráramos un socio nos pediría hacer adaptaciones y eso no quiero, para crear necesitamos libertad. Así que la animé a hacerlo nosotras solas.
Evaluamos hacerlo con fotografías, pero se hacía muy complicado, porque era necesario mostrar con claridad los conceptos que desarrolla el cuento. La mejor opción era hacerlo con ilustraciones, pero ella que ve el tema de costos, me dijo, ¿tienes idea de cuánto cuesta pagar a un buen ilustrador que esté dispuesto a hacer ajustes y ajustes hasta ir encontrando el camino? Recuerda que nuestro objetivo es brindar libros de calidad a bajo costo ¡Olvídalo!
Intenté procesar sus palabras. No podíamos renunciar al proyecto. Tenía que haber algún camino.
Por momentos pensaba, ella puede tener razón. Recordaba ese 25 de enero cuando salí de la reunión con los pies en el aire y a mi hermana tratando de traerme a tierra diciéndome, “es demasiado bueno para creerlo”. Pero también, intentaba recordar que el camino de la innovación es para valientes, para personas que quieren arriesgar. Puedes equivocarte, no es que todo lo que uno propone llegue a funcionar, pero solo lo sabrás si das el paso. Tienes que estar dispuesta a experimentar.
El camino de la innovación es para valientes, para personas que quieren arriesgar. Puedes equivocarte, no es que todo lo que uno propone llegue a funcionar, pero solo lo sabrás si das el paso. Tienes que estar dispuesta a experimentar.
Confía, las respuestas llegan a su tiempo
Buscaba una luz, y como siempre esta llegó. ¿Por qué no buscar un socio/a que quiera arriesgar, alguien que se apasione por el proyecto al igual que nosotras y que pueda hacer los dibujos? Le compartí la idea a Solinka, pero quién podría ser. Hacer un libro nos toma dos a tres años. Tiene que ser alguien que esté dispuesta/o a invertir su tiempo y a arriesgar.
Un día mientras dormía mi ángel me dio el nombre. Desperté y recordé a Ariana Macedo, ella es artista plástica. La conocí cuando estudiábamos juntas en la Universidad Católica. En esa época me llamó la atención como ella se detenía a observar los colores de la naturaleza y recogía algunas muestras, cuando salíamos de paseo. En los últimos años nos habíamos contactado por las redes a través de Nara porque ella es mamá. También había trabajado como maestra de arte. Desde esa experiencia y la de mamá sensible podía ver el mundo de los niños. Se lo comenté a mi hermana. Me dijo “veamos, sería excelente”.

En el mes de junio del 2019 le escribí un email a Ariana contándole del proyecto. Cuando me respondió, tomé aire antes de abrir el email. Sabía que si la respuesta era negativa me enfrentaba a una situación que no quería aceptar. Miré rápidamente el email. Y cuando leí, “nunca he realizado este tipo de trabajo y…” sentí que se acababa mi respiración, pero líneas más abajo decía “pero me parece apasionante” uff me regresó el alma al cuerpo. Me pasó su teléfono y conversamos.
El sol vuelve a estar radiante
Ariana fue sincera, era algo nueva para ella, pero estaba abierta a la exploración. Y lo más importante para nosotras es que la sentimos entusiasmada con la idea.

Cuando me plantearon la idea de hacer las ilustraciones, me sentí muy emocionada y contenta por tener la oportunidad de ser parte de un proyecto tan bonito y singular. Me pareció un reto que no podía dejar pasar. Ya antes he realizado ilustraciones para textos escolares, pero es la primera vez que ilustro cuentos.
Esta experiencia ha sido muy bella, emocionante… he disfrutado cada parte del proceso, desde investigar, pensar las imágenes, bocetear, hasta ver la ilustración ya completa en el papel y en la computadora.
El momento en que pueda verlo en físico… haré una fiesta!!
Ariana Macedo
Quedamos en iniciar por uno de los cuentos e ir explorando posibilidades. Comenzamos con “Choco chocolate” que en ese momento tenía otro nombre. Nosotras le explicamos cuál era nuestro concepto sobre las imágenes, le compartimos algunas ideas. Nos tomó tiempo ir encontrando la forma. El WhatsApp iba y venía con propuestas. Socializábamos las imágenes con algunos niños y niñas…. hasta que finalmente luego de varios intentos quedamos con una propuesta.
Luego pasamos a la segunda historia. Conforme íbamos avanzando, Ariana fue encontrando su propio camino. Todo el trabajo lo hicimos a distancia, ella desde tu taller y yo desde mi depa en Lima, y Solinka desde Estados Unidos. Fue increíble como nos conectamos y entendimos rápidamente. Nunca pudimos reunirnos cara a cara.
Llegó el 2020 y continuamos avanzando con las ilustraciones. El libro estaba encaminado y en el proceso, nuestras familias fueron aportando ideas, ayudándonos a mejorar los textos y el diseño. Con la llegada de la pandemia cada una tenía menos tiempo, pero nos propusimos poner una fecha de cierre, inicios de enero del 2021.










Logramos llegar a la fecha con las ilustraciones cerradas y la diagramación, pero vino el proceso de revisión, de ajuste y de mejoras. El texto fue madurando en todo ese tiempo. Solinka me propuso revisar los textos con un tercero. Buscamos a José Luis Torres, escritor y amigo que conoce nuestro trabajo. Fue grandioso, nos dio aportes que nos permitieron mejorar los textos. En febrero del 2021, iniciamos el curso “Desarrollo del pensamiento numérico con historias matemáticas” donde compartimos los cuentos con las maestras. Esto nos mostró la riqueza que hay en el material, nos dimos cuenta de muchos tesoros que no habíamos visto, nos emocionamos mucho más. Y también, pudimos tener una última retroalimentación antes de su publicación. Finalmente, a inicios de abril el libro salió a la imprenta.

La concreción y retribución
Ha sido un largo recorrido, lleno de ilusiones, frustraciones, esperanza, anhelos, alegrías, trabajo intenso que pudimos sostenerlo gracias al apoyo de nuestras familias. Felizmente logramos tener la voluntad para recorrer el camino, para no desanimarnos y perseverar.
Ahora llega el momento de compartir nuestra creación con otros, y celebrar el resultado de un largo proceso.
Muchas veces tenemos sueños pero no nos atrevemos a tornarlos realidad. Es dando pequeños pasos, que nos abrimos a explorar nuevos caminos, y en ese proceso descubrimos nuevos horizontes, nos encontramos con personas que comparten nuestra pasión, nuestro sueño, y esos pequeños pasos te van llevando a su realización.
Algo que me ayuda a no desfallecer es mirar la naturaleza para recordar que las cosas buenas son parte de un proceso que toma tiempo. Hay que preparar el terreno, sembrar, cuidar la siembra, y esperar pacientemente para recibir los frutos de tu trabajo
Recuerda, alcanzar tus sueños, es un trayecto largo, con muchas paradas. No es como las historias de éxito que nos muestran donde todo parece que es inmediato.
No abandones tus sueños
¿Cuáles son tus sueños?
¿Tienes algún sueño que ha estado dormido por años?
¿Has logrado concretar alguno de tus más sueños más anhelados?
¿Cómo concretar tu sueño?
Me encantaría leer tu historia en los comentarios.
¡ANÍMATE A ARRIESGAR Y APOSTAR POR TUS SUEÑOS!
En el siguiente link puedes conocer al nuevo bebé de Nara “Cuentos que cuentan”
Conoce más de cuentos que cuentan
https://www.naralearning.com/mate/
Vanetty Molinero
Licenciada en Educación Inicial y Magister en Psicología Social.
Su amplia experiencia en el campo de la Educación de la primera infancia la llevó a convertirse en Directora de Educación Inicial del Ministerio de Educación y promotora de la campaña “Permiso para ser niño” que con el lema “para ser grande, déjalo ser niño” buscó sensibilizar a las familias sobre la impostergable misión de respetar el derecho de los niños a vivir su infancia.
Hace unos años inicio el “doctorado de su vida” al convertirse en madre y comenzó una nueva aventura por el mundo de la escritura.
Actualmente comparte la dirección pedagógica de Nara y la asesoría en temas vinculados a la educación de la primera infancia.