Proyecto: Celebramos la vida de los que ya no están con nosotros
- publicado por Vanetty Molinero
- Categorías Educación Infantil
Conocido como el Día de todos los santos, Día de los muertos, Día de los fieles difuntos, el 1 y 2 de noviembre, en muchos lugares del país las familias se reúnen, van a misa, arman altares, elaboran las deliciosas tanta wawas y los colocan con flores, y bebidas favoritas que gustaban a sus difuntos. Otras también visitan el cementerio, limpian la tumba del difunto, etc. Las familias se visitan, rezan, y recuerdan con emoción a sus difuntos y agradecen por la vida y su vida. Estas prácticas unen a las familias y permiten ver la muerte una continuidad de la vida.
Muchas veces influenciados por tradiciones que vienen de fuera dirigimos nuestra atención a la celebración de Hallowen, o intentando rescatar lo nuestro nos vamos hacia la fiesta criolla, y nos olvidamos de esta tradición tan importante en nuestra cultura, porque nos ayuda a abordar un tema que muchas veces no lo tocamos con los niños, aún teniendo niños que han experimentado la muerte de un papá, mamá, abuelo, o familiar cercano.
Introducir en el aula estos rituales que forman parte de nuestra cultura permite no solo tener un escenario significativo para desarrollar aprendizajes, sino también, que la muerte pueda ser vivido por los niños y niñas como algo que pertenece a la vida, que es festivo y serio, y aun así alegre y esperanzador.
Proyecto de aprendizaje
En el colegio de Delia Palomino, “Mi mundo mágico” en Ayacucho, desarrollaron el año pasado un proyecto para rescatar esta tradición para celebrar la memoria y vida de nuestros difuntos. A través de este proyecto los niños pudieron hablar de sus seres queridos que han muerto, hicieron un altar en el aula para recordarlos con sus fotografías, ofrendas y así celebrar su vida. También prepararon las deliciosas tanta wawas, y cerrraron el proyecto con un hermoso compartir. Prepararon una mesa con flores, wawas, biscochuelos, pasas rubias y negras, dulce de higo, de membrillo que forma parte de la tradición de Ayacucho.
A continuación presentamos algunas fotos de la experiencia.
Recordemos que los niños vivencian el mundo como lo hacemos los adultos. La actitud que tomen hacia la muerte dependerá de cómo los adultos vivamos ese encuentro. Tener rituales como estos les permite a los niños experimentar que “el ser de la persona tiene una forma de existir visible y otra invisible. Aprenderán a pensar en los muertos, a recordar sus objetivos vitales y característicos, e incluso a alegrarse con ellos (Wolfgang Goebel, Michaela Glöckler).
Esperamos que esta experiencia del colegio de Delia te sirva de inspiración.
Si llegas a desarrollarla no olvides de contarnos cómo te fue. Nos encantará saberlo.
Puedes escribir al whatsapp de Nara y contarnos tu experiencia 974-926-228
Licenciada en Educación Inicial y Magister en Psicología Social.
Su amplia experiencia en el campo de la Educación de la primera infancia la llevó a convertirse en Directora de Educación Inicial del Ministerio de Educación y promotora de la campaña “Permiso para ser niño” que con el lema “para ser grande, déjalo ser niño” buscó sensibilizar a las familias sobre la impostergable misión de respetar el derecho de los niños a vivir su infancia.
Hace unos años inicio el “doctorado de su vida” al convertirse en madre y comenzó una nueva aventura por el mundo de la escritura.
Actualmente comparte la dirección pedagógica de Nara y la asesoría en temas vinculados a la educación de la primera infancia.